Iris, de tan solo 3 años de edad, no puede hablar, es algo distraída y nerviosa, por lo que pintar es algo que la tranquiliza. "Cuando le diagnosticaron el autismo, la clave para su curación era encontrar algo que le gustara hacer", dice su madre, Arabella Carter-Johnson. "Intentábamos jugar con ella en grupo, pero se distraía", explicó.
La madre de la niña relató cómo descubrieron que le gustaba pintar: "por accidente, un día yo pintaba un hombre delgado, a Iris se le hizo muy divertido, entonces mi madre consiguió una base con colores y la comenzó a pintar fuera. Iris hizo un trazo y comenzó a pintar debajo de la página. Se puso furiosa y comenzó a llorar. Inmediatamente puse un papel en una mesa y se puso a pintar". Ahora pinta cinco horas al día y experimenta nuevas técnicas.
Un coleccionista privado compró dos de sus trabajos originales por 1.800 euros cada uno, antes las pinturas se vendían, y con suerte, por menos de 400 euros. Actualmente, después de lo sucedido se está preparando una exhibición en Londres.
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