En 1954, un abogado chileno de 35 años llamado Jenaro Gajardo, registró la Luna ante el Conservador de Bienes Raíces de Talca (Chile), según él, con esto la Luna ya le pertenecía.
Jenaro creó la Sociedad Telescópica Interplanetaria, el trabajo consistía en “formar un comité de recepción a los primeros visitantes extraterrestres”. Como diario caminaba a casa, un día se le ocurrió una idea: reclamar la Luna como propia. El 25 de septiembre de 1954, se proclamó dueño de la Luna hasta el día de su muerte en 1998.
Según el hombre, sus 2 motivos para registrar la Luna como propia fueron:
- En sus planes estaba vivir en un mundo sin envidia, odio, vicios ni violencia.
- Adquirir la Luna para formar parte del Club Social de Talca, pues un requisito de afiliación era tener alguna propiedad
Los trámites le costaron 42.000 pesos chilenos, una pequeña fortuna para algo tan importante, así que una vez con las escrituras en mano fue aceptado por los miembros del Club Talca.
Incluso, inspectores le solicitaron pagar impuestos de propiedad, Gajardo no dio una respuesta negativa, pero dijo que antes de eso era necesario (según la normativa vigente) que fueran al lugar para realizar las medidas pertinentes y poder realizar una tasación adecuada. Por supuesto Hacienda no volvió a insistir sobre el asunto.
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